GRUPOS PEQUENOS SALUDABLES

El Método Inductivo

Frances y Janette estaban muy contentas cuando salieron del estudio bíblico de su grupo pequeño en su comunidad. Era la primera vez que participaban de un estudio de la Biblia usando el método inductivo. Esa noche el tema del estudio bíblico giraba en torno a la historia del ciego Bartimeo. Alcancé a escuchar lo que hablaban cuando se retiraban: “Nunca había estudiado este pasaje de la manera que lo hicimos hoy. Pude ver y descubrir enseñanzas que estaban en esa historia que no había visto anteriormente”, decía Frances. Mientras que su amiga Janette comentaba: “Creo haber encontrado una forma de estudiar la Biblia que me permite comprender mejor las cosas que Dios me quiere decir de manera personal”. Ambas mujeres participaban por primera vez del grupo pequeño que por cerca de 15 años se reúne en mi casa.
Al escribir este capítulo estoy pensando primeramente en las miles de personas que necesitan ser edificadas y enseñadas en la Palabra de Dios para que sean buenos discípulos. En segundo lugar, estoy pensando en los que se convertirán en líderes de grupos pequeños, pero que no tienen a su alcance todos
los recursos literarios y didácticos para realizar un buen discipulado en medio de la gran cosecha de vidas que Dios les está dando a las iglesias evangélicas alrededor del mundo. Hay varias maneras de estudiar la Biblia, pero muchos coincidirán conmigo en que una de las mejores formas para hacerlo es a través del método inductivo. Esta forma le permite a la persona o al grupo, encontrar por sí mismo las enseñanzas que la Biblia desea transmitir.
La Biblia enseña cómo alcanzar la salvación, cómo confiar en Dios en medio de las pruebas, cómo superar las crisis, cómo ser un buen creyente, un buen esposo o esposa, hijo o hija, padre y madre, ciudadano, líder, profesional, en fin, la Biblia enseña todo lo que las personas necesitan saber en la vida. Un ministerio de grupos pequeños saludables selecciona los pasajes y enseñanzas bíblicas que las personas necesitan en su contexto para que, desde ahí, obtenga su crecimiento y desarrollo espiritual.
Desde que el filósofo y político inglés Francis Bacon (1561-1626) propuso una nueva manera de conocer las cosas, el método inductivo ha ido desarrollándose en diversos escenarios. Bacon destacó la importancia de comenzar con hechos y formular generalizaciones a partir de estos descubrimientos. La estrategia de Bacon contrastaba con el método deductivo. En el método deductivo las personas inician con creencias previas que pueden ser los resultados de prejuicios e ideas
preconcebidas. La idea de Bacon desafió la manera de razonar que tenían las personas de entonces.
Entre los favorecedores de este método está James G. Meredith quien nos dice: “Este método nos ayuda porque evita que caigamos en errores de interpretación de la Palabra de Dios. Debemos hacer lo que sea necesario para entender el verdadero significado de un pasaje antes de intentar aplicarlos a nuestras vidas”.
Cuando ocurre el descubrimiento de las verdades de la Palabra de Dios, los lectores del texto sagrado afirman en sus vidas los mandamientos y consejos del Sagrado Libro de una manera correcta. Una gran ventaja es que no necesitarán la inversión en materiales costosos porque sólo requiere entrenamiento y la Biblia. Siempre recuerdo a los que fueron mis maestros en las escuelas dominicales de mi iglesia local. Sus enseñanzas estaban basadas en la participación activa de los miembros. Lamentablemente, por alguna razón, los maestros de la Biblia en las iglesias han preferido una enseñanza que se asemeja más al estilo de la predicación o conferencia que la enseñanza participativa. La dificultad de las formas que promueven la participación casi exclusiva del maestro es que deja a los educandos prácticamente fuera del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Cuando los cristianos se alejan del estudio de la Biblia propiamente dicho, empiezan a experimentar con otras formas de alimento espiritual, que si bien
pueden traer edificación, no sustituye el alimento principal de la misma Palabra de Dios. La música, por ejemplo, nos ayuda en nuestros importantes momentos de adoración y meditación, pero no sustituyen la experiencia de tener contacto directo con la Palabra de Dios. No tengo nada en contra de la ya establecida industria discográfica cristiana, no obstante, no puedo ignorar el pobre contenido de muchas de las letras de canciones que adolecen de contenido bíblico.
Muchos cristianos están basando su fe en experiencias sensoriales temporeras que no tienen mucha trascendencia en su vida espiritual. Nuestra fe cristiana está basada en la Biblia. Somos el “Pueblo del Libro”.
Por muchos años las enseñanzas de la Biblia estuvieron prohibidas para la gente común bajo el argumento que sólo el clérigo estaba capacitado para leerla e interpretarla. Esto tenía como resultado que la fe de los creyentes se diluyera y se mezclara con otras costumbres y creencias religiosas dando surgimiento así al sincretismo.
Hoy día, al menos en gran parte de Latinoamérica, eso ya es historia. La mayoría de las personas en nuestro Continente tienen acceso a la Biblia. Pueden leerla y estudiarla por sí mismos. Ellos pueden fortalecer su fe en Jesús a través del conocimiento directo de la Palabra de Dios. Es fundamental para todo creyente en Jesús leer la Biblia y, más importante aún, estudiarla para meditar en ella y aplicarla a su vida.

¿Qué es el método inductivo?

El método inductivo es el procedimiento de aprender mediante la observación de una serie de hechos para llegar luego a una conclusión. Es una forma de estudiar la Biblia a base de preguntas. Carlos Yabraian en “La Aventura de Estudiar la Biblia” (p.10) señala que el método inductivo nos lleva de los datos particulares a una ley o principio general. “El método inductivo es, entonces, un razonamiento que va de lo particular a lo general, de las partes a un todo, de los hechos y fenómenos a las leyes, de los efectos a las causas.
Particular-----------------------------General Partes----------------------------------Todo Fenómeno-----------------------------Leyes Efectos---------------------------------Causas

¿En qué consiste el método inductivo?

Es muy sencillo. Se trata de una herramienta o una ayuda para comprender el texto bíblico. Se hace un acercamiento al texto sin ningún tipo de juicio hecho o ideas anticipadas. Así dejamos que el mismo texto nos ayude a entender y a aplicar lo que nos dice Dios a nuestra vida hoy.
Existen tres preguntas clásicas o tres pasos del método inductivo. Éstas son:
1-¿Qué dice literalmente el texto?
Se le conoce como preguntas de observación. Con estas preguntas se busca que se observe exactamente lo que dice el texto. Observar el texto es sencillamente, tomar nota de lo que dice el pasaje y cómo lo dice. Para eso se deben dejar a un lado las ideas preconcebidas. El primer paso para poder recibir la enseñanza del pasaje bíblico es leer claramente lo que nos dice el pasaje. Es muy común que algunos estudiantes de la Biblia no lean bien el texto y luego interpreten peor aun lo que dice el mismo.
La observación tiene dos etapas: una observación general o inicial, y otra específica. Yabraian nos dice en la observación se debe buscar cuál es el hecho
central y cuál es el hecho o los hechos secundarios. “El hecho central es el
acontecimiento clave, la acción principal sobre la cual se estructura todo el pasaje”. Al hacer la observación específica, se puede descubrir el énfasis del autor a través de:

Repetición de palabras, frases, ideas o acciones.

Comparación de ideas con cosas conocidas: por ejemplo, cuando se

compara el testimonio cristiano con “luz y sal”.

Contraste entre ideas o actitudes por ejemplo: Luz y tinieblas.

Relación entre causa y efecto

2-¿Qué quería comunicar el autor de este pasaje?

A este tipo de preguntas se le conoce como preguntas de interpretación. Con ellas se pretende conocer qué propósito tenía el autor al comunicar el mensaje y qué entendieron los primeros oyentes o lectores. También se mira el uso del lenguaje para determinar si una palabra se emplea en sentido literal o figurado. En la Biblia a veces cuesta identificar e interpretar correctamente los significados simbólicos, ya que no siempre se entiende bien el contexto en el cual fueron escritos. Se puede recurrir a un diccionario o comentario bíblico cuando se encuentran palabras o expresiones difíciles de comprender.

3-¿Qué me dice ese texto hoy, qué lecciones me enseña?

Esta es la pregunta de aplicación. “La aplicación es el punto más crítico del método”, nos dice Yabraian. La aplicación de un pasaje tiene como propósito ayudar al estudiante de la Biblia a descubrir la enseñanza práctica que tiene el pasaje hoy día para él. Las enseñanzas bíblicas tienen un poder para transformar de manera provechosa la forma de pensar y de vivir. La aplicación depende del énfasis principal del pasaje y de la calidad de la observación e interpretación. Yabraian dice: “La aplicación debe expresarse de manera que sea:
Personal: escrita en primera persona singular o plural Práctica: aplicable, expresada en tiempo presente Clara: específica y fácilmente comprensible”.
Los pasajes bíblicos siempre tendrán para los miembros del grupo:
Algo que creer, algo para agradecer, algo para cambiar en nuestra vida, algún pecado para confesar, algo por lo cual alabar a Dios, algo para obedecer, una promesa en la que confiar o un desafío que puedo aceptar.
Hay que señalar que el texto bíblico tiene su propio contexto, además de que cada libro pertenece a un estilo literario específico que debe tomarse en consideración al momento de responder a las preguntas que le vamos a hacer al texto.
Yabraian menciona 4 objetivos del estudio inductivo de la Biblia:
-Analizar el pasaje en profundidad, no para comprobar nuestros conceptos previos sino para formar un concepto con base en el texto mismo.
-Descubrir por nosotros mismos las riquezas del pasaje. No recibimos respuestas hechas, ni las ideas personales del líder del grupo. Nosotros mismos, al estudiar y profundizar en el texto, descubrimos lo que Dios nos quiere decir.
-Establecer fundamentos sólidos, bases firmes para dar razón de nuestra fe.
-Dar lugar para que el Espíritu Santo nos hable. El estudio de la Biblia cumple su propósito fundamental cuando transforma nuestra manera de pensar y de vivir.

Dos preguntas adicionales

Dos preguntas adicionales que se pueden hacer a los miembros del grupo pequeño durante la reunión:

¿Qué vamos a hacer con las enseñanzas de este pasaje?

Aquí es donde se descubre el poder y la autoridad de la Palabra. Si nos conformamos con solo entender las Escrituras, el estudio está incompleto. La Biblia debe inspirarnos a la acción. La Palabra de Dios tiene el poder de transformar vidas.

¿Cómo podemos comunicar a otros lo que hemos descubierto?

La “cúspide” del estudio inductivo de la Biblia se alcanza cuando tomamos las verdades que hemos aprendido, las aplicaciones a nuestra vida, y luego las compartimos con otros. Esta comunicación puede hacerse al enseñar en la reunión de un grupo pequeño.

Cómo hacer preguntas en el grupo…

Como nos deja entrever Yabraian, Jesús hizo más de un centenar de preguntas, según vemos en los evangelios. Las utilizó con distintas personas en distintas situaciones. El dejaba que las personas descubrieran también algunas de las enseñanzas que él tenía para darles. Por ejemplo: en Mateo 5:13: “Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo podría volver a ser salada?”. No es recomendable hacer afirmaciones cuando es posible preguntar. Se puede hacer preguntas sobre los hechos de Jesús. Por ejemplo: ¿Qué acción de Jesús se destaca en el pasaje? Se recomienda formular preguntas no solamente sobre los hechos sino también sobre los sentimientos o las actitudes, como por ejemplo: ¿Por
qué crees que Jesús actuó de esa forma? ¿Cómo hubiéramos reaccionado nosotros? Palabras claves para hacer este tipo de preguntas son: cómo, qué, quiere decir, qué te parece. También se puede responder preguntas con preguntas. Por ejemplo, si la pregunta es: ¿Por qué dice que debemos ser “sal”? Una respuesta podría ser:
¿Qué función tiene la sal?
Las preguntas son una buena herramienta si están bien formuladas y se usan en el momento oportuno. No es lo mismo preguntar: ¿Murió Jesús en la cruz para salvarnos? Que preguntar: ¿Por qué murió Jesús? La manera en que desarrollamos la habilidad de hacer las preguntas va a depender de la práctica. La práctica hace la perfección.
Arturo Robles -quien tiene mucha experiencia entrenando plantadores de iglesias a través de grupos pequeños- menciona algunas características que tienen las buenas preguntas. Les llamaremos las 10 C’s de las buenas preguntas.
Las buenas preguntas deberán ser:

Concisas: Cubrirán sólo una idea.

Completas: Que tengan la información necesaria para que los oyentes puedan contestar.

Claras: Las preguntas deben ser directas sin rodeos viendo a los alumnos a los ojos.

Conectadas: Deberán tener una relación al 100% con el tema tratado.

Conversacionales: Que ayuden a que “todo” el grupo participe.

Contestables: Que no estén llena de terminología que cierra toda posibilidad de respuesta.

Con algún grado de dificultad: Cuando tratamos con profesionales, estudiantes o jóvenes las preguntas deben tener algún nivel de desafío.

Creativa: Que lleven a los alumnos a que participen de alguna dinámica para que así contesten las preguntas. Ejemplo: Si se habla de las murallas de Jericó, todos se pondrían poner de pié y dar vueltas tal y como lo describe el pasaje bíblico. Después el líder hace algunas preguntas relacionadas a la acción.

Controvertibles: Que estimulen el potencial mental, que haya discusión sobre algún punto o tema.

Conmovedoras: Que los oyentes respondan al mensaje bíblico y el grupo se estimule a regresar a la siguiente reunión, se crea compromiso. Manejo de preguntas y respuestas

El Dr. Gary Teja categoriza en cuatro grupos las preguntas que pueden surgir en una reunión de grupos pequeños. “Las preguntas pueden ser simples o profundas; puede hacerse en un orden arbitrario o pueden seguir una secuencia lógica. Por lo general, usted puede hacer cuatro tipos de preguntas: generales, dirigidas, transferidas y devueltas. Todas ellas
tienen sus usos particulares y forman parte de los recursos con que cuenta un buen líder de grupo”.

Generales

Es posible que usted prefiera dirigir las preguntas generales al grupo y no a un individuo en particular. “Qué piensan ustedes acerca de…?” puede ser una forma típica de hacer una pregunta.

Dirigidas

Las pregunta dirigidas, por otra parte, son aquellas que usted dirige a una persona en particular. “¿Tomás, qué piensas tú de…?” es un ejemplo de una pregunta que el líder puede dirigir a un miembro tímido con el fin de involucrarlo o cuando quiere controlar a algún miembro que está hablando mucho.

Transferidas

Las preguntas transferidas se originan en uno de los participantes y el líder la dirige a otra persona del grupo. Tomás hace una pregunta. El líder se vuelve a otro miembro y le pregunta: ¿Qué piensas David de la pregunta de Tomás? La idea es que el líder se mantenga más como un facilitador involucrando a los demás en vez de contestar todas las preguntas. La meta nunca es demostrar lo inteligente que el líder es sino involucrar a todos los asistentes.

Devueltas

Las preguntas devueltas son aquellas que el líder re-dirige a la persona que la originó. Esto tiene dos objetivos: 1-Algunas veces las personas tienen el conocimiento, pero está arraigado en su subconsciente. Al devolvérsele la pregunta al originador, la idea es que la persona reflexione y se percate que es probable que la respuesta esté dentro de ella. 2-Esto también es una técnica que puede usarse para controlar al participante inquisitivo o alguien que pueda estar haciendo preguntas para causar disturbios o molestar en la reunión.

Conclusión

Hay que mostrarles a los miembros del grupo pequeño que ellos mismos pueden entender la Biblia, especialmente en el contexto católico, en el cual tradicionalmente se consideraba que sólo los sacerdotes podían leer e interpretar la Biblia. Si usted no les enseña y ayuda a sus miembros para que lean la Biblia por su propia cuenta, está negando el poder de Dios y de su Palabra revelada. La Palabra es esencial en la vida espiritual, según Efesios 6:10-18. En Isaías 55:10,11- Dios nos dice: “Mi palabra no volverá vacía”.
“Toda Escritura es útil para enseñar...” (2 Timoteo 3:16 y 17)